Bodegas Martín Códax presenta su Orange wine, un vino de uva albariño, anaranjado y cuya elaboración recupera las prácticas más antiguas y tradicionales de los viticultores del Salnés, previas a la existencia de la Denominación de Origen Rías Baixas. Una edición limitada de 924 botellas de un vino ambarino, procedente de una pequeña parcela de 0,10 hectáreas.
“El viñedo seleccionado para el Martín Códax Orange wine ha de cumplir unas características concretas, se busca un viñedo en el que las uvas presenten una buena insolación que provocan pieles más gruesas, con mayor concentración de taninos y compuestos polifenólicos”, explica el director técnico de la bodega, Miguel Tubío.
Hace cincuenta años los viticultores del Salnés elaboraban los vinos de una manera similar a lo que hoy conocemos como los “Orange Wines”. Pero el origen del “Orange wine” se remonta hace más de 6.000 años, en la zona del Cáucaso, donde nació la vitis vinífera y donde surgieron las primeras elaboraciones de vino, en las que los racimos al completos se elaboraban en ánforas en las que permanecían macerando. “Permaneciendo fieles a ese origen, Bodegas Martín Códax lanza esta edición limitada de 924 botellas siguiendo esa forma de elaboración tradicional, que llega como otra forma de explorar todas las posibilidades de un gran varietal como es el Albariño”, subraya la directora del departamento de Enología, Katia Álvarez.
Al contrario de los albariños convencionales que buscan la mayor frescura, en el caso de Martín Códax Orange Wine, el proceso de elaboración en contacto con las pieles provoca un vino más seco, estructurado y tánico. “Es lo más parecido a elaborar un blanco como un tinto, ya que el proceso de elaboración con maceración de las pieles favorece la fermentación alcohólica completa (obteniendo así un vino seco) y la fermentación malo-láctica (que suaviza la sensación ácida del vino), además de aumentar la estructura tánica dando la sensación de una boca de tinto. La maceración con las pieles durante 6 meses provoca una mayor extracción de taninos, obteniendo así sensaciones en boca de más volumen, potencia y estructura. Y el color ambarino que presenta el vino es el resultado de todos los procesos generados a lo largo de la fermentación y maceración en contacto con las pieles y pepitas”, detalla Álvarez.