A finales de la primera semana de octubre la bodega comenzaba la vendimia de forma generalizada.
Ha sido una vendimia de records. La más tardía de los últimos años debido a la atípica climatología que se vivió en el Val del Salnés, con una primavera muy fría, sobre todo en el mes de mayo que retrasó la floración hasta tres semanas y un verano extremadamente seco y caluroso. Pero también la más rápida e intensa (el grueso del trabajo se completó en tan solo seis días) a causa de las precipitaciones caídas en la fase final que aumentaron el riesgo de aparición de botritis.
Finalmente el trabajo está hecho y toda la uva ya ha entrado en bodega. A pesar de los contratiempos, presenta un buen equilibrio entre el grado y la acidez precisamente gracias a estas últimas lluvias. El grado de la uva, por su parte, es más moderado que en los últimos años y ronda los 12% o 12.5%.
El rendimiento conseguido también ha sido muy óptimo y hemos logrado una producción similar a la del 2010, que fue una cosecha excelente.
En cuanto a la nueva añada, nuestros enólogos prevén que tenga una tipicidad muy marcada que recuerde a los clásicos albariños de Rías Baixas.